
lloro sin querer, sin pausa,
con soberano impulso
de los males, los tropiezos,
los antojos de una blusa
con escote que altera el pulso.
Andrajo sin luna, yo... debajo
buscando agua cristalina,
el deseo y la sed, los cerezos
que brillan en la nieblina,
esa neblina del bosque del andrajo.
Antonia.